sábado, 8 de febrero de 2014

Legado distintivo

Grandes equipamientos, locales comerciales con décadas de historia, pero también pequeños detalles: mobiliario urbano, elementos de alumbrado, marquesinas, ornamentos arquitectónicos, cartelería... todo ello contribuye a dar carácter propio a una ciudad. Cuando la uniformidad global apisona estas escenas únicas, las ciudades se vuelven menos interesantes para sus ciudadanos, y también para sus visitantes. 

La solución no pasa por recrear un pasado ficticio mediante falsificaciones mejor o peor logradas, sino por conservar el patrimonio que ha logrado llegar hasta nuestros días, haciéndolo compatible con los nuevos usos.

"Arrastramos el complejo de ser un país atrasado: eso hace que nos entusiasmemos por cualquier novedad que nos haga sentirnos modernos, despreciando elementos del pasado por valiosos que sean”... una falta de respeto que en otras latitudes no se da.