sábado, 22 de febrero de 2020

La CE diagnostica las transferencias de datos del sector privado al sector público para tratar de incentivarlas


Hace dos años la Comisión Europea lanzó un proceso de selección de expertos para reflexionar sobre cómo los datos generados en las interacciones de los usuarios de servicios de todo tipo y las empresas prestatarias de esos servicios podrían ser de utilidad al sector público. Me postulé a título personal pero con todo el bagaje que ofrecían los proyectos en los que había participado en BBVA durante la etapa 2012-2018, basados en datos privados, pero desarrollados desde su origen para ser información abierta y/o utilizable por administraciones públicas. Listo a continuación los principales ejemplos:   
  1. Análisis de impacto sobre el plano del consumo del huracán Odile (artículo y visualización)
  2. Análisis de impacto sobre el plano del consumo de Madrid Central: medidas provisionales 2016, y restricciones finales 2018
  3. Monitorización de flujos turísticos:
    1. Colaboración BBVA SECTUR (ministerio de Turismo en México)
    1. Monitorización del turismo doméstico a partir de la definición de entorno habitual inferida en base a la huella territorial de pagos con tarjeta 
    1. Monitorización del turismo extranjero en España (verano 2014) 
  4. Monitorización del consumo:
Fui finalmente seleccionado como miembro de un grupo mixto con representantes de ambos lados del espejo: empresas y gobiernos, e iniciamos un interesante debate a lo largo de un proceso que nos ha llevado algo más de un año.

Efectivamente, esa huella digital que dejamos en nuestra actividad diaria es ampliamente utilizada por las empresas del sector privado para optimizar múltiples procesos internos, mejorar el servicio que prestan a sus clientes, y configurar nuevos productos. Hay un valor en el resultado y a la vez un esfuerzo en el que incurrir para transformar el dato crudo en conocimiento, pero tanto ese valor como ese esfuerzo están cayendo sólo de un lado: el de las corporaciones. Esto abre muchas preguntas: si existe un valor en esos datos, que podría hacer que las administraciones públicas mejoraran sus procesos de toma de decisión y mejorasen con ello el servicio prestado a los ciudadanos, ¿por qué no aprovecharlo? ¿cuáles serían las prioridades a la hora de elegir por dónde empezar? ¿cómo activar estos casos de uso?


Para desgranar tanto el diagnóstico de la situación de partida, como las recomendaciones que pueden llevarnos a una futura compartición de datos más fluida entre ambos sectores, con incentivos suficientes para todas las partes intervinientes en el proceso (incluidos los ciudadanos que generamos la tan anhelada huella digital) os remito al propio informe publicado la pasada semana.