domingo, 12 de septiembre de 2021

Sostenibilidad y Ciudades Inteligentes

Empecemos por las definiciones

Al cambiar recientemente de rumbo profesional para retomar mi vocación urbanística me he visto en la necesidad de explicar a amigos y familiares qué es esto del urbanismo orientado a la sostenibilidad, o qué tienen que ver los datos y la inteligencia artificial con las ciudades.   

¿Qué persigue la "sostenibilidad", en su doble vertiente: medioambiental y social? 

Afortunadamente casi todo el mundo ha oído hablar a estas alturas de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, y saben que se compone de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. En concreto, el ODS número 11 tiene precisamente por foco lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles.

Lo que menos gente sabe es que estos 17 ODS se descomponen a su vez en 169 metas, y que para su seguimiento se han diseñado 232 indicadores que están siendo medidos por los institutos nacionales  estadística. Desgranar el ODS 11 en sus metas ofrece una buena idea de lo que perseguimos en este campo de aquí a 2030 a nivel global (aunque evidentemente este hito en el tiempo es algo meramente instrumental para medir evoluciones positivas en un periodo acotado, pasado el cual esta será una tarea continua que necesitará un marco temporal más amplio o incluso una revisión de metas):

11.1 Asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales

11.2 Proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, asequibles, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial, en particular mediante la ampliación del transporte público, prestando especial atención a las necesidades de las personas en situación de vulnerabilidad, las mujeres, los niños, las personas con discapacidad y las personas de edad

11.3 Aumentar la urbanización inclusiva y sostenible y la capacidad para la planificación y la gestión participativas, integradas y sostenibles de los asentamientos humanos en todos los países

11.4 Redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo

11.5 Reducir significativamente el número de muertes causadas por los desastres, incluidos los relacionados con el agua, y de personas afectadas por ellos, y reducir considerablemente las pérdidas económicas directas provocadas por los desastres en comparación con el producto interno bruto mundial, haciendo especial hincapié en la protección de los pobres y las personas en situaciones de vulnerabilidad

11.6 Reducir el impacto ambiental negativo per capita de las ciudades, prestando especial atención a la calidad del aire y la gestión de los desechos municipales y de otro tipo

11.7 Proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles, en particular para las mujeres y los niños, las personas de edad y las personas con discapacidad

11.a Apoyar los vínculos económicos, sociales y ambientales positivos entre las zonas urbanas, periurbanas y rurales fortaleciendo la planificación del desarrollo nacional y regional

11.b Aumentar considerablemente el número de ciudades y asentamientos humanos que adoptan e implementan políticas y planes integrados para promover la inclusión, el uso eficiente de los recursos, la mitigación del cambio climático y la adaptación a él y la resiliencia ante los desastres, y desarrollar y poner en práctica, en consonancia con el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, la gestión integral de los riesgos de desastre a todos los niveles

11.c Proporcionar apoyo a los países menos adelantados, incluso mediante asistencia financiera y técnica, para que puedan construir edificios sostenibles y resilientes utilizando materiales locales

Este consenso internacional sin embargo no recoge bien los diferentes puntos de partida de cada geografía. Es preciso aterrizar a la realidad regional metas adaptadas a las dispares necesidades de cada sociedad. 

En este sentido en la Unión Europea contamos con dos guías principales, la Agenda Urbana Europea, y la Nueva Carta de Leipzig (la versión de 2020 actualiza la de  2007).

En esta misma línea a nivel nacional se aprobó en 2019 la Agenda Urbana Española. De su documento de diagnóstico destaco el siguiente párrafo, porque pone de manifiesto la necesidad de fijar la atención más en la ciudad existente que en las ampliaciones propias de décadas pasadas de urbanismo expansivo

"El declive demográfico que acusa el país (al que se une el desplome del saldo migratorio a raíz de la reciente crisis económica) ofrece una oportunidad sin precedentes para superar el dogma del crecimiento sobre el que se ha venido asentando hasta hace pocos años el urbanismo, la construcción y el negocio inmobiliario en general." 

Por otro lado el Marco Estratégico de la AUE persigue los siguientes 10 objetivos:


Para conocer  cuál es el punto de partida de cada municipio de más de 5.000 habitantes no puedo dejar de citar el admirable trabajo de visualización geográfica de datos que ha llevado a cabo la oficina de planificación urbana integral Paisaje Transversal.

En coherencia con este plan nacional, los municipios españoles están decantando sus prioridades e iniciativas de desarrollo en sus propios Planes de Acción Local de la Agenda Urbana Española, que servirán de base para desarrollar acciones concretas con el respaldo presupuestario de los fondos europeos articulados a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, una gran oportunidad para los siguientes ejercicios. 

¿Cómo pueden ayudar los datos, la analítica y los desarrollos tecnológicos a la sostenibilidad y mejora de la gestión urbana? 

Precisamente la UE entre las 6 prioridades estratégicas para el periodo 2019-2024 suma al pacto verde europeo la digitalización como otro eje clave. Hibridando ambos factores es como llegamos al capítulo de las "ciudades inteligentes", término muy cuestionable en sí -pues no cabe duda de que a priori quienes somos "inteligentes" somos los humanos, y no nuestros constructos- pero que ha sido ya extensivamente adoptado y sintetiza de manera comprensible el concepto de tecnología aplicada a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, y a la eficiencia de los sistemas urbanos. En todo caso las reticencias respecto del término se salvan si matizamos que se deben separar muy bien los conceptos de inteligencia y de consciencia. Si bien la segunda es cierto que un atributo exclusivamente humano, la inteligencia se puede definir como la "capacidad de resolver problemas procesando información", una cualidad que sí pueden tener los sistemas artificiales diseñados por el hombre.

Este diagrama representa las ideas que a continuación desarrollaré, pero lo haré recorriéndolo de derecha a izquierda, pues el punto de partida han de ser siempre los problemas que queremos resolver y las palancas de acción de las que disponemos -los "qués" y los "para  qués"- mientras que la tecnología es un "cómo", un medio que nos ayuda a dar solución y respuesta a nuestras preguntas:

Cuestiones a resolver en el contexto urbano

Palancas de acción en manos de los gobiernos

A la hora de revisar todas las interacciones que se dan en la ciudad, y pensado en aplicaciones tecnológicas que puedan ayudar en los procesos que las rigen, es importante tener claro el mapa competencial. Un ayuntamiento no tiene competencias en el plano de salud, educativo, de seguridad nacional o de justicia. Aunque la transformación digital de las AAPP pueden traer grandes mejoras en estos sectores, dejaremos estos cuatro grandes bloques fuera del debate. Para saber cuáles son las palancas de acción de un ayuntamiento basta ver cómo se organizan, podemos tomar como ejemplo Madrid, al ser el mayor del estado, e inmediatamente afloran casos de uso estructurados por áreas, y otros transversales:

  • Medio ambiente y movilidad: a nadie se le escapa que la monitorización de la calidad del aire ya se basa desde hace décadas en la sensorización y en la analítica de datos automatizadaEste magnífico hilo del estudio 300.000 km/s permite ver lo invisible: todos aquellos factores que influyen sobre la calidad del aire y por ende sobre la calidad de vida en la ciudad de Barcelona. Por otro lado, más allá de aplicar la analítica descriptiva como paso imprescindible para el diagnóstico, podemos abordar la automatización de procesos: en un futuro la IA hará posible el despliegue de vehículos de transporte público autónomos a gran escala.
  • Desarrollo urbano: otra forma de nombrar este ámbito sería el de diseño, ordenamiento y regulación, pues por un lado los municipios elaboran planes para determinar su ordenación espacial (aunque la aprobación de las principales figuras de planeamiento urbanístico corresponda en última instancia a las CCAA), y por otro las entidades locales tienen capacidad para legislar a través de sus ordenanzas cómo ha de ser la convivencia en el entorno urbano, evitando conflictos entre sus usuarios: residentes, comerciantes, turistas... Configuración espacial y regulación están muy relacionadas, y ambas han de partir de un adecuado diagnóstico apoyado en datos. Para ilustrarlo no se me ocurre mejor ejemplo que volver a mencionar a 300.000 km/s, que en este proyecto analizaron los conflictos de convivencia en la ciudad que nunca duerme, de nuevo un excelente ejemplo de analítica descriptiva. 
  • Participación ciudadana: sin duda los nuevos canales digitales -activos ya en muchos municipios (ejemplo MAD y BCN)-  abren la puerta a la participación masiva a una escala sin precedentes, lo que ha de verse como una oportunidad, pues los niveles de involucración y representatividad de las voces activas en estos procesos siempre han sido mejorables.   
  • Economía, innovación y empleo: medir el desempeño económico de un área a partir de las transacciones digitales de pago realizadas en un lugar y momento dados es algo a lo que dediqué gran parte de mi etapa profesional previa. Tiene además solapes e intersecciones con las cuestiones anteriores, y es una herramienta para cambiar de paradigma. Tradicionalmente algunos gestores públicos tomaban como premisas lo que en realidad son hipótesis por verificar: "si tomo determinada decisión, si hago un cambio X en el contexto urbano, entonces los efectos serán Y, Z, etc."; hoy en día contamos con datos para corroborar estos efectos, y pasar de las intuiciones a las evidencias medibles. Siguiendo una petición del ayuntamiento analizamos los cambios en los patrones de consumo al dotar de mayor espacio público para los peatones y restringir el tráfico de vehículos particulares en el eje de Gran Vía, en Madrid. Medimos junto con Naciones Unidas los efectos de una catástrofe natural, un huracán, y la velocidad de vuelta a la normalidad tras este evento. Junto con CARTO también revisamos, gracias a los datos transaccionales, las delimitaciones en distritos y barrios de las ciudades de Madrid, Barcelona y ciudad de México, proponiendo nuevas áreas funcionales y caracterizándolas. 

Palancas de acción por parte de las empresas

  • La mayoría de las infraestructuras que prestan servicio dan a las necesidades de suministro de nuestras ciudades son en realidad de gestión privada, ya sea en propiedad o en concesión. La creación de alertas ante pérdidas en la red de abastecimiento de agua, la búsqueda de mejoras en la eficiencia en los consumos energéticos (gas, electricidad y alumbrado público) e hídricos (riego), o la optimización de los itinerarios de recogida y gestión de los residuos sólidos urbanos son ejemplos para los cuales se despliegan hoy en día sensores, se procesan los datos recabados, y se emplean algoritmos de optimización.

Palancas de acción en manos de los ciudadanos o visitantes

  • Quizá sin ser muy conscientes o sin darle demasiada importancia estamos utilizando aplicaciones tecnológicas en nuestro día a día como ciudadanos: cuando utilizamos un navegador para encontrar el modo más rápido para llegar de un punto a otro en la ciudad, la generación de la información que recibimos implica el procesamiento de datos en tiempo real sobre el tráfico o sobre la frecuencia de paso del transporte público, y el uso para ello de inteligencia artificial. Lo mismo al usar aplicaciones que nos facilitan la vida al actuar como visitantes en un destino turístico, y recibir recomendaciones sobre lugares que visitar o dónde alojarnos. Los ciudadanos somos el centro de estas soluciones, y a la vez las alimentamos con nuestra huella digital para que progresivamente funcionen mejor.

Datos, análisis y soluciones tecnológicas

"Gestionar sin datos es como conducir con el parabrisas lleno de barro"La cita se la escuché a Ricardo Baeza-Yates, y me parece bastante ilustrativaOtra analogía que suelo usar es que las ciudades que no hacen un análisis de datos sobre lo que ocurre en su territorio son ciudades autistas, incapaces de reaccionar con flexibilidad a los estímulos que las rodean. Frente a esto emerge el concepto de ciudades reactivas, del que ya hable en un par de artículos anteriormente.   

Los datos son la materia prima de los motores analíticos, y como tal deben contar con una calidad mínima y una representatividad suficiente, lo cual dependerá de cuál sea la fuente de origen, y de cómo se hayan registrado. Por otro lado, en función de su naturaleza los datos pueden ser: 

  • Dinámicos o estáticos. Hay que tener claro qué aplicaciones requieren dato en tiempo real (los relacionados con la movilidad, calidad del aire y los flujos de suministros urbanos, por ejemplo) y qué decisiones pueden darse con una foto fija de un momento dado, siempre que esta sea veraz y reciente (las decisiones de planificación urbana por ejemplo pueden basarse perfectamente en dato estático) 
  • Por su lado los datos generados por nuestra actividad como ciudadanos pueden ser  personales o pueden conformar estadísticas agregadas en las que es imposible identificar a ningún individuo. En el primer caso contamos en la UE con el Reglamento General de Protección de Datos, una de las normas más estrictas a nivel mundial a la hora de regular las condiciones de recabación de estos datos y hacer uso de los mismos. 

Por otro lado, cabe hablar de la ruptura de silos necesaria para extraer el máximo valor que los datos puedan encerrar, permitiendo su compartición entre empresas, o entre empresas y gobiernos. En el sector turístico acaba de anunciarse la Plataforma Inteligente de Destinos, cuyo objetivo será integrar, relacionar y combinar datos públicos y privados homogeneizados que permitan el desarrollo de aplicaciones bajo estándares de desarrollo comunes. 

Además, desde una aproximación multisectorial se está constituyendo el Hub Nacional de Gaia-X, una plataforma destinada a garantizar la soberanía tecnológica de Europa.

En definitiva, los mimbres se están estableciendo de manera que permitan el desarrollo y la evolución del concepto de ciudades inteligentes hacia soluciones de impacto positivo tangible para la ciudadanía, y la consecución de los objetivos de sostenibilidad mencionados. Queda seguir poniendo sobre la mesa las preguntas adecuadas por parte de los expertos en los dominios principales: el urbanístico, el medioambiental y el sociológico, para que los desarrollos apunten hacia la resolución de los retos adecuados.