lunes, 23 de septiembre de 2013

La azarosa vida de un local

Se construyó a finales de siglo XIX, cuando todavía se empleaban gruesos muros de carga y grandes dosis de artesanía para erigir edificios, en una zona donde entonces aún se podían ver gallinas sueltas y carros tirados por  bueyes, pero que la expansión de la ciudad progresivamente rodeó de nuevas calles adoquinadas y de más edificios.

El primer uso de aquel bajo fue el de taller de guarnicionero, pero duró poco, cada vez había menos caballerías, y el dueño, inteligentemente vio claro el cambio de locomoción e instaló un taller de reparación de bicicletas. Fue buen negocio hasta que el coche, los tranvías y los ómnibuses llegaron a hacer peligrosa la ciudad para los que se desplazaban en bici, así que hacia 1920 se instaló allí una carbonería. Más tarde, en 1931 la agrupación local del PSOE compró el local y con el trabajo de sus asociados lo adecentó para instalar una casa del pueblo, que de 1936 a 1939 alojó a varias familias cuyas viviendas habían quedado en escombros por los bombardeos de la ciudad. Evidentemente el lugar fue expropiado y revendido al acabar la guerra, y sirvió a su nuevo dueño, un jerifalte del régimen, de almacén y base para sus operaciones de estraperlo. Pero en 1952 el fin del racionamiento supuso el hundimiento del mercado negro, así que a finales de ese año el propietario gestionó mediante sus contactos que le otorgaran una licencia para instalar un prometedor negocio: un estanco. Gracias al cine de Hollywood y a lo asequible que resultaba el tabaco de Granada y Extremadura, el 90% de la población masculina mayor de 13 años fumaba por aquel entonces. Herencias, cambios de titularidad... pasaron los años, acabó la dictadura y le llegó el turno a un negocio aún mejor: un bar de copas. El dinero entraba a raudales de manos de una generación de jóvenes numerosa y con muchas ganas de pasarlo bien. Sin embargo el ocio está sujeto a las modas, y el momento de aquella zona de marcha pasó, el interés se desplazó a otra parte de la ciudad. En el año 83 se traspasó el establecimiento y en él se instaló un negocio de venta y reparación de equipos de música de alta fidelidad, radiocasettes para el coche (con la frecuencia que los robaban eran una gran idea), y reproductores de películas de vídeo ...llegaron a vender hasta laserdiscs, aquel invento del tamaño de un LP. Pero la electrónica bajó poco a poco de precio: ya nadie reparaba sus equipos... el futuro estaba en los ordenadores personales, así que en 1990 el taller se reconvirtió, simplemente para sufrir otra vez el mismo declive con los años, implacable ley de Moore. Al rescate llegó caja Manresa, cuyos planes de expansión la llevaron a abrir oficina a 600 km de su lugar de origen, fueron años entretenidos para esas cuatro paredes, con gran concurrencia de público, pero la crisis de 2008 resultó implacable. Durante 6 años el local rotó varias veces de dueño y de uso, permaneciendo en realidad desocupado la mayor parte del año: algún verano abrió un frutero chino, que como no quiso instalar aire acondicionado perdía el género constantemente, y en la campaña de navidad aparecía brevemente una juguetería pop-up, que cerraba en febrero.

El sitio sigue siendo una ubicación excelente, y el precio del inmueble no cesa de bajar... lo único que no parece claro es qué demandan la zona y sus visitantes. 

Y digo yo que orientar y asesorar sobre los servicios y dotaciones que pueden funcionar mejor en un barrio es o debería ser también competencia del urbanismo, delegar esta labor al sistema de prueba y error del libre mercado es arriesgado, pues cada vez que una inversión resulta fallida perdemos todos como sociedad; análisis como los de los planes de acción comercial y figuras análogas son más necesarios que nunca para guiar la iniciativa del emprendedor.


jueves, 5 de septiembre de 2013

Smart Cities

http://mwcimpact.com/

Es habitual la pregunta "¿qué hay tras el concepto Ciudades Inteligentes?"; trato de dar brevemente mi punto de vista.

En primer lugar es fácil percibir una componente de moda/marketing en todo ello, lo cual no debe hacernos infravalorar el margen de mejora y las posibilidades que abre la tecnología al servicio de las ciudades. Sería justo reconocer que, anteriormente a la explosión mediática del término y de manera anónima e invisible, los servicios urbanos llevan mejorando constantemente su eficiencia desde hace décadas (hace 10 años que vi por primera vez sistemas centralizados de control de riego que en su día me parecieron de ciencia ficción, los centros de control de la EMT de Madrid o del Metro son también bastante "smart", y no digamos el de REE, pero nadie hablaba de ellos). En los últimos años la mayor novedad es la capacidad de sensorización y de tratamiento de grandes flujos de datos. En definitiva hoy es posible llevar a cabo una lectura muy granular de la todos los sistemas que conviven y se solapan en cualquier territorio, para acometer análisis y diagnósticos acertados, y para proponer soluciones. Esta capacidad no se limita a los flujos físicos vinculados a los consumos urbanos, sino que está llegando hasta la traza digital que dejan los ciudadanos en su actividad diaria, permitiendo su interpretación de una manera impensable hace pocos años. Una referencia en este ámbito es el Senseable City Lab del MIT.    

¿Qué iniciativas institucionales hay en marcha?
En nuestro país básicamente son: 

¿Puede alguien que se haya dedicado al urbanismo tradicional contribuir a esta nueva corriente?

Por supuesto, no sólo puede sino que debe: desde el lado del diagnóstico, propuesta y diseño conceptual de soluciones, elaboración de requerimientos, etc. Sin embargo, bien sea por el escepticismo de la profesión hacia la corriente smart, o bien sea por las barreras de acceso a un sector donde son fundamentales ciertos conocimientos mínimos de la tecnología empleada (Big Data, clowd computing, APIs, etc.), el hecho es que en todas las iniciativas que conozco el papel de los urbanistas es escaso. Las propuestas son lideradas por representantes de la política municipal, y desarrolladas por equipos técnicos donde el perfil predominante es informático/telecomunicaciones (por ejemplo en el CTN 178 hay pocos arquitectos o ingenieros urbanistas con experiencia en planes y proyectos de urbanización, por no hablar ya de sociólogos o geógrafos, siendo esto una carencia).

¿Qué recorrido tiene, qué retos afronta?

Tras el impulso inicial por parte de los proveedores de tecnología (IBM, SIEMENS, Schneider, etc) muchos de los proyectos están siendo desarrollados con fondos europeos del 7º programa marco. Sin embargo a menudo vale más el collar que el galgo, y muchos de los proyectos piloto no pasan la prueba del mercado, quedándose en eso, sin alcanzar la fase de servicio/producto. 

Los mayores retos son normativos, y no tecnológicos; por ejemplo, se favorecería mucho más el ahorro de agua pasando su tarificación de 1€/m3 a 3€/m3 (la sociedad y el sistema económico demandarían eficiencia) que subvencionando diez proyectos de investigación en sistemas de reutilización de aguas grises... En muchas ocasiones la tecnología existe, pero no pasa la prueba del mercado, porque, tal y como está la regulación, las soluciones simplemente no son sostenibles económicamente. Eso por no hablar de las incercias e intereses creados en torno a sistemas de suministro tradicionales poco respetuosos con el medio (v.g. sector eléctrico). Para incentivar la eficiencia es fundamental imputar las externalidades del excesivo consumo de recursos en sus costes, y lo natural es hacerlo por vía fiscal.  

¿Cuáles son los mejores ejemplos, las ciudades más "inteligentes"?

Respecto a referencias/paradigmas realmente la información que hay disponible en la web es bastante extensa, aunque a menudo superficial, no ahonda en los detalles técnicos. Significativamente, frente a experimentos ex novo como Songdo o Masdar, los diferentes rankings de ciudades inteligentes los suelen encabezar ciudades tradicionales como Viena o Copenhague, que, sin muchos fuegos artificiales, logran la máxima calidad de vida para sus ciudadanos.
Y es que las ciudades inteligentes simplemente persiguen los mismos viejos objetivos de la gestión urbana, pero con nuevas herramientas.