miércoles, 28 de diciembre de 2011

La cuesta de Moyano



Última mañana de otoño. Salgo del Retiro por la puerta que da a la Cuesta de Moyano, y a la izquierda veo el escudo de mi profesión rematando la valla del antiguo Ministerio de Fomento.

"Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos"... qué nombre tan anacrónico, claro que... se gestó allá por 1802, creo recordar. A los canales de transporte, como el de Castilla, los sentenció el ferrocarril, y a los canales de regadío la impopularidad de los trasvases. También éramos ingenieros de presas, pero de este otro sueño hijo de Joaquín Costa despertamos en los pasados años 80: se desvaneció al agotarse las cerradas topograficas más aprovechables, y al adoptarse (afortunadamente) puntos de vista más respetuosos con el medio ambiente. 
Ingenieros en vías de extinción, especialidad a especialidad: hoy nos hundimos en el fango los urbanistas, mañana, cuando se hayan completado las redes de alta velocidad, serán los ferroviarios. Emigrar o afrontar el paro y la lucha por la supervivencia (puro darwinismo).

Los tiempos han cambiado para siempre, la competencia entre nosotros (dada la proliferación de escuelas y la casi nula demanda actual de profesionales) va a generar mucha frustración. Hace tiempo se regulaba el acceso a la carrera (examen de acceso/elevada nota de selectividad), ahora mismo el proceso de selección actúa a la salida al mundo laboral, y muchas veces no se sabe muy bien cuáles son los factores clave para "sobrevivir" ¿la criba empresarial (tanto para acceder a un puesto, como para mantenerse en él) premia a los más aptos, a los mejor relacionados, a los de menores aspiraciones salariales o a los más costosos de despedir?.  
Pensando en esto alcanzo los puestos de libreros de viejo, y entre mucha morralla logro dar con unas cuantas joyitas:






Las ordenanzas técnicas (tan solo 0,50€ cada una) llamarían la atención de cualquier compañero por sus títulos: "sustitución del motor de vapor/motor de sangre por el electrico de cable aéreo", etc., pero también del resto de aficionados a la historia, por los nombres de sus protagonistas: el alcalde Alberto Aguilera, y promotores/concesionarios como Arturo Soria o Cánovas del Castillo (éste último como prueba del concubinato secular entre empresa y política, del que nos quejamos aún hoy).



La "Crítica del Darwinismo Social" del tal Jacques Novicow (al que desconocía) me pareció un ataque político muy fundamentado contra las doctrinas del liberalismo extremo por un lado (hablando de la competencia entre individuos), y contra el nacionalismo por otro (al abordar la competencia entre naciones, que acabaría desembocando en las guerras mundiales). Lo compré porque me pareció muy avanzado para la época (muchos años antes de que se gestaran los fascimos como apogeo del referido darwinismo social).

Este concepto de supervivencia competitiva me vuelve a llevar a la coyuntura de mi profesión (obsesión de nuestro gremio tras el tijeretazo de Mayo de 2010):

La retracción de la demanda ha sido brutal y repentina, pero era previsible desde el momento en el que asomó la patita la crisis: en el esfuerzo por superar un atraso secular hemos alcanzado un nivel en infraestructuras que no es acorde con nuestra capacidad económica. Individual y colectivamente somos los mismos que hemos sabido proyectar y ejecutar obras en tiempo récord, esto queda demostrado. En 30 años se han ejecutado las obras que en otras condiciones se hubieran afrontado en el doble de tiempo (bendito maná europeo). Las más inútiles las padeceremos como un lastre en las cuentas públicas durante décadas, y sin embargo las más prácticas las disfrutaremos como si fueran algo natural (¡qué sencillo es circular por una autovía como si siempre hubiera estado ahí, y qué reto representa el terreno cuando lo observas en su estado natural!). La cuestión es que la tarta de la que comíamos ha encogido en más de un 60% (si algún brujo lo hubiera pronosticado cuando opté por esta carrera a mediados de los 90 jamás le hubiera creído). Mayor debacle aún es la que sufren nuestros primos los arquitectos, un problema paralelo al nuestro pero amplificado, (lo digo sin un ápice de añoranza por la burbuja inmobiliaria, pero lamentando a la vez muchos casos concretos de amigos que no tienen posibilidad de ejercer).

El objetivo de la ingeniería ha sido y será hacer más fácil la vida al resto de la población: a todo el mundo le parece muy agradable darle a un interruptor y que se enciendan las luces de casa, abrir un grifo y que salga agua desinfectada, o tirar de la cadena y que aquello se marche bien lejos, cayendo siempre por gravedad, cuesta abajo, hasta llegar a una depuradora donde lo digerirán las bacterias. Proyectos y obras anónimos realizados por equipos que nunca anhelaron la notoriedad de otros profesionales, pero que siempre seguirán siendo útiles y necesarios... al fin y al cabo existen ciudades en crecimiento en la mayor parte del mundo, de modo que no hay que rendirse. En todo caso deberemos hacer un esfuerzo adaptativo, de reinvención e identificación de nuevos retos y problemas a los que dar solución, porque ellos albergan el futuro de nuestra profesión.

Si los poderes políticos (Berlín-París, más que Madrid) toman conciencia de que sólo a base de recortes no van a sanar al enfermo, hay muchísimas inversiones necesarias por hacer: en el campo energético nuevas plantas de EERR, pero ante todo sistemas de regulación del desfase entre picos de generación y de demanda eléctrica (bombeos reversibles), en hidraúlica instalaciones de desalación y distribución de agua planificadas pero no ejecutadas; y, aunque suene utópico/idealista en tiempos de crisis, afirmo que impulsando la cooperación para el desarrollo se abriría un campo amplísimo en la exportación de proyectos de ingeniería. Por último, respecto a mi especialidad, insisto, hay muchísimo que hacer en los ámbitos de la ordenación del territorio (planificación, análisis de riesgos naturales, competencia ordenada entre regiones) y de la intervención en áreas urbanas consolidadas  (compactación, densificación, rehabilitación, mejora del metabolismo urbano para ganar eficiencia energética e hídrica). Es muy necesario un poco de optimismo para cerrar un año nefasto para la profesión, seguiremos atentos a las novedades del sector.





lunes, 12 de diciembre de 2011

¿Qué es el dinero?


Cumbre europea del pasado viernes: 35 minutos dedicados a economía en el telediario, todo un récord  aunque ya llevemos un tiempo acostumbrados a preguntarnos cada mañana si nuestra prima de riesgo está por encima o por debajo de la italiana y cosas por el estilo. A todo esto arranca mi santa y sabia esposa y me pregunta, "¿pero, por qué no coge el BCE y símplemente emite dinero para pagar a los mercados?"... en definitiva, esa era la solución que esperaban muchos mandatarios, y que se ha topado con la negativa de Alemania, aferrada a la ortodoxia monetaria. No puedo justificar el agravio que supone que el BCE siga permitiendo que el Estado español se financie al 7% (algo inviable a medio plazo) mientras imprime dinero al 1% destinado a la banca privada, por ser ésta una decisión puramente política. Pero sí podemos aproximarnos a comprender la negativa a la generación de nuevo dinero si respondemos a cuestiones previas: ¿qué respalda al dinero, cuándo decide imprimirse más?... en definitiva ¿qué es el dinero?.
De las magistrales clases de Agustín del Valle y de Maite Seco en la EOI sé que la emisión de nuevo dinero responde al incremento de la producción en el país, es decir, el nuevo dinero es (o debería ser) reflejo del incremento del PIB... pero ¿esto ha sido siempre así?, y en todo caso esta respuesta traslada la cuestión a "¿qué diablos es el PIB?". Para desarrollarlo cojo los apuntes del MBA y tiro de wikipedia.

Un poco de historia: 

No nos vamos a detener en el concepto de utilidad del dinero como vehículo de intercambio universal de nuestro trabajo y nuestros bienes por el trabajo y los bienes de otros. Lejos de demonizarlo, yo lo erigiría como uno de los grandes inventos de la humanidad. Los problemas como la pobreza, la injusta distribución del capital y de las cargas fiscales, etc. son múltiples e importantísimos, pero posteriores e independientes de la esencia misma del dinero como herramienta práctica, que es de lo que quiero escribir. Repasemos primero los antecedentes, para acabar tratando la situación actual.

El nacimiento del papel moneda
En el s XVII no existían bancos centrales, al igual que no existian estados en el sentido actual: era la corona-el patrimonio personal del rey-la que corría con los gastos militares y de justicia, por ejemplo, y quien recaudaba tasas e impuestos, como el quinto real en América (un 20% de todo el oro que se descubriera... o expoliara). Sí existían multitud de bancos privados y de prestamistas. Los primeros billetes en Europa* (Banco de Estocolmo-1661... no impresos, sino escritos o "dibujados" a mano) nacieron entonces del mismo modo que pueden funcionar hoy los cheques basados en un depósito bancario: alguien ingresa un bien en un banco (oro por aquel entonces), y a cambio el banco le da unos pagarés en papel que fraccionan ese bien, y que sirven como moneda de pago. Así, originalmente hay un bien que obra en poder del banco, y unos billetes por idéntico valor que, una vez distribuídos por el primer dueño del oro, circulan respaldados por algo físico. 

*en China circulaban ya en el s. VII

La creación de los bancos centrales
A lo largo de los siglos XVIII y XIX convivieron diversos bancos emisores en cada país, cada uno con su propio papel moneda. En España por ejemplo hacia 1850 emitían, además del Banco de San Fernando (sucesor del Banco de San Carlos-futuro banco de España), el Banco de Isabel II, el Banco Español de Cádiz, y el Banco de Barcelona. Llegaron a ser muchos más, prácticamente uno por cada ciudad de tamaño medio, si bien la unidad monetaria se hallaba evidentemente regulada por ley, la emitiese el banco que fuera. La configuración de los estados llevó a finales de siglo a depositar en el Banco de España (1874) el monopolio en la capacidad de imprimir moneda, que en cualquier caso seguía encontrándose respaldada por depósitos de metales preciosos. La Reserva Federal estadounidense no se creó sin embargo hasta 1914.
Junto con la emisión de moneda, las otras tres principales funciones de estas entidades son:
  1. el mantenimiento de una estabilidad en los precios (control de la inflación, evitando también su contrario, la deflación, que desincentiva la inversión al valer el mismo dinero menos en el presente que en el futuro)
  2. actuar como prestamista de la banca privada mediante las "operaciones de mercado abierto" (la segunda forma de creación de dinero, junto con la compra de deuda)
  3. lograr la estabilidad de la cotizacion de la moneda respecto a las demás (por su influencia en el comercio exterior)
La desvinculación con el patrón oro
Debemos detenernos un momento a exponer el modo en que funciona la banca privada (ante todo la banca comercial-orientada a clientes particulares, frente a la banca de inversión-orientada a empresas y bolsa). Evidentemente su negocio se basa en tomar prestado (de ahorradores, de otros bancos, o de los bancos centrales) a un interés, y en prestar a otro interés superior, embolsándose la diferencia. El quid radica en la posibilidad de prestar el mismo dinero que ha tomado en depósito, salvo un porcentaje, r (coeficiente de caja) que ha de quedar como reserva. Se crea así un efecto multiplicador en base al cual X$ reales respaldados por oro en el banco central se convierten fácilmente en lim [X+X·(1-r)^n] $ en préstamos y depósitos del sector bancario. En un ejemplo con r=8% el factor multiplicador es 12,5, es decir: 100$ se convierten en 1.250$. 
Resulta evidente que si todo el mundo pretende convertir sus billetes en oro simultáneamente no existen reservas suficientes en el banco central, razón por la cual esta convertibilidad del dólar se rompió para el común de los mortales en 1933, y para el resto de los poseedores de papel moneda (países e instituciones) en 1971#

#cabría matizar en relación al endeudamiento producido por la IGM, la conferencia de Génova de 1920, las causas y consecuencias del crash de 1929, el acuerdo de Bretton Woods de 1944, etc., pero eso da para una tesis.

El carácter de moneda fiducidaria o moneda fiat
Tras la ruptura de la convertibilidad se pasó a un sistema de moneda fiducidaria, es decir, basada en la fe entre ambas partes: dado que el dinero ya no responde a un bien tangible como era el oro, su valor se basa en el acuerdo común o consenso sobre su utilidad para ser intercambiado por otros bienes o productos. En definitiva el dinero es humo, pero humo util en tanto todos confiemos en él ...y lo hacemos porque es escaso (al fin y al cabo el mismo motivo por el que el oro es apreciado). Así que hoy en día toda moneda basa su valor ante todo en ser una ficcion escasa y limitada, con la que se pueden adquirir los bienes reales. Los bancos centrales, a través de su misión de control de la inflación, vigilan que no exista un exceso o defecto de masa monetaria en relación a los bienes y servicios producidos. Por eso no es una excelente solución imprimir billetes sin control, porque un exceso de dinero circulante lo hace menos valioso, y para compensarlo los precios suben, y los ahorros menguan.  

La vinculación entre masa monetaria y PIB.
Para ayudar a comprender esta vinculación he pensado en una analogía: el sistema económico como una planta (las plantas para mantenerse vivas han de estar en constante crecimiento... una paradoja en común con la economía capitalista), cuya savia se compone de un soluto (sales=bienes reales) y un disolvente (agua=dinero). Para que la planta esté sana la savia debe estar en equilibrio, y su concentración debe mantenerse en el punto adecuado: casi constante en K mg/l. Así, un incremento del dinero en circulación que no sea parejo a un incremento de la actividad económica sería como añadir disolvente a la savia, "aguándola": se produciría un aumento de volumen momentáneo e inconsistente porque rápidamente bajaría su concentración, y para compensarlo la planta tendería a evaporar rápidamente el excedente hasta volver a la concentración óptima. Por el contrario, un aumento de sales sin aporte de disolvente estaría desaprovechando el potencial de la planta para aumentar su volumen (crecer) manteniendo la concentración adecuada, y la marchitaría igualmente.

Para ver más en detalle la vinculación de la masa monetaria con el PIB podemos pensar que, al igual que el balance de una empresa refleja dos realidades paralelas en la expresión Activo=Pasivo+Recursos Propios (indicando la parte derecha de la igualdad el orígen de los recursos, y la parte izquierda el destino, a qué se dedican), en la contabilidad nacional nos encontramos con otra imágen especular: la oferta o producción de todos los sectores (agricultura, minería, industria, energía, servicios, etc.) valorada a precios de mercado, que responde a la demanda agregada de la economía o PIB=C+I+G+Bcc, siendo:
  • C=consumo de sector privado
  • I=inversión (sector privado y público), infraestructuras, maquinaria y elementos de producción, vivienda, existencias fabricadas pero no vendidas
  • G=gasto del sector público (servicios: justicia, sanidad, educación, etc.), en base a la recaudación de impuestos más el deficit
  • Bcc=Exportaciones-Importaciones

Ambas se ven respaldadas por el flujo de dinero entre una y otra, es decir, por la masa monetaria en circulación. Como hemos dicho al hablar del efecto multiplicador, el dinero rota de mano en mano, y la misma cantidad puede servir a muchos fines a lo largo del año. La relación entre la actividad económica y la cantidad de dinero que es necesario para sostenerla es la siguiente "ecuación de intercambio": 

P·Q=M·V
En la cual:
P: Nivel de precios
Q: Producción de bienes y servicios
V: Velocidad de circulación del dinero
M: Masa monetaria
A su vez, la masa monetaria se descompone, de mayor a menor liquidez, según los agregados monetarios M0 a M3 (cada uno contiene al anterior, por lo que M=M3)
  • M0: el total de toda moneda física circulante, más cuentas bancarias depositadas en los Bancos Centrales
  • M1: M0 + la cantidad en cuentas de demanda (cuentas corrientes)
  • M2: M1 + cuentas de ahorros, cuentas de economía de mercado y cuentas de certificados de depósito.
  • M3: M2 + todos las demás tipos de certificados de depósito, depósitos en moneda extranjera
Las últimas cifras recogidas en el boletín estadístico del BdE (en miles de millones de €) son:

El dato más sorprendente de este desglose es que el dinero circulante (monedas y billetes) es tan sólo un  8,43% del total... o dicho de otro modo: el 91,57% de la masa monetaria son anotaciones en bytes, en los  discos duros de los bancos.

¿Humo?, sí... pero humo respaldado por el sumatorio de la facturación de todas las empresas de un país.

Y, ya para finalizar, cerremos el círculo retomando el orígen de la cuestión: el proceso de creación de dinero y el papel del banco central en el mismo. Queda claro que inicialmente, al prestar a gobiernos (mediante la compra de bonos) o a la banca comercial, los bancos centrales actúan como fuentes de las que surge el dinero de nueva creación, pero en el medio y largo plazo, si dejasen de crear dinero, estas entidades actuarían finalmente como sumideros, pues los préstamos les han de ser reintegrados con intereses. Visto esto, intuitivamente parece que en condiciones normales la masa monetaria en circulación debería ser decreciente... y sin embargo no lo es (al contrario: en condiciones de desarrollo/no crisis/no recesión es creciente). Se deduce por tanto que, para que haya incremento de la masa monetaria, es necesario que a medida que avanza el tiempo la cantidad de dinero prestado ("inyectado") sea siempre superior al dinero "reabsorbido" por los bancos centrales. Se trata de una premisa inherente al capitalismo: crecer para que el sistema funcione, en una huída hacia adelante... ¿cómo cuadra esto con los recuros limitados de un planeta finito?, ¿son realistas las alternativas de las teorías económicas del decrecimiento?, en las próximas décadas lo comprobaremos, de momento estamos viviendo la historia.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Siglo XXI


Asistí a las dos charlas que dió José Luis Cordeiro este mes al respecto de los escenarios de futuro que se nos plantean, desde diversas perspectivas. El punto de vista geopolítico predominó en la segunda de ellas, pero la más fascinante, por tocar temas próximos a la ciencia ficción, me pareció la primera de estas charlas, celebrada en la EOI, y en la que expuso algunos de los avances científicos y técnicos que están por venir: las futuristas (y para más de uno inquietantes) ideas del transhumanismo y el desarrollo de la inteligencia artificial, la posibilidad de desprogramar el envejecimiento de nuestro ADN, o la futura aplicación de la eugenesia, con todos los dilemas morales que todo ello conlleva:
¿es deseable para la pervivencia medioambiental la inmortalidad de nuestra especie en un escenario de superpoblacion?, ¿es éticamente aceptable la segregación que se daría con la coexistencia de individuos seleccionados y no seleccionados?, en fin, como siempre, la ciencia va muy por delante de nuestra capacidad para resolver los problemas geopolíticos y sociales, a priori más sencillos que los técnicos, pero que no encuentran ni el consenso ni la voluntad política necesarios.

Para los interesados, dejo estos enlaces:

http://www.millennium-project.org

http://explorandoelfuturo.blogspot.com

http://www.transhumanism.org

http://www.singularity.com

miércoles, 19 de octubre de 2011

Paisajes Urbanos




Aprovecho las chocantes imágenes del Prix Pictet (http://www.prixpictet.com/ hasta enero en el Botánico de Madrid), para señalar cómo podemos los profesionales del urbanismo mejorar la escena urbana desde sus primeras fases de gestación. Para lograrlo son fundamentales al menos tres cosas:
-Un buen proyecto de urbanización.
-Disponibilidad presupuestaria.
-Convencer al cliente (promotor) de que ejecutando un buen urbanismo se genera un mejor producto final (ya que un aspecto positivo de la crisis es que ya no se va a vender cualquier cosa).

... y generalmente sólo controlamos totalmente la primera, así que, dentro de lo que está en nuestra mano, veamos qué buenas prácticas podemos aplicar al "hacer ciudad":

1/El estudio de la topografía y de los movimientos de tierras no debe limitar la intervención a la caja de viario, sino que se tendría que extender el rasanteo a las parcelas colindantes para evitar parcelas colgadas contenidas por muros. En Madrid esta mala práctica la encontramos en calles tan significativas como Herrera Oria o Silvano, el adjetivo "cutre" se queda corto. Para más inri la dimensión de la acera es ridícula en ambos casos, y por tanto la separación a calzada hace inexplicable que estos unifamiliares se hayan vendido... pero claro, es que antes todo se vendía:







2/Dada la tendencia a la "bunkerizacion" del promotor y del usuario español, tendríamos que evitar hacer colindar parcelas residenciales (o de cualquier otro uso) directamente con zona verde, porque el resultado es una trasera sucia rematada con muro grafitero (no soy antigrafitero, que viva Banksy, pero no es éste el mejor lugar).




3/Hay que resolver las interferencias de las infraestructuras preexistentes con el crecimiento de la ciudad, afortunadamente esto ya está regulado, pero sin embargo persisten ejemplos de museo de los horrores:













4/Las nuevas instalaciones deben integrarse lo mejor posible, aquí vemos el contraste entre una antigua subestación eléctrica (c/Sinesio Delgado), y una nueva, compacta y con envolvente (Barajas):






















Por último hablemos brevemente de la célula mínima de la ciudad, los edificios:

Problema nº1: las ordenanzas hacen ciudad, de ellas depende en gran medida la escena urbana, y sin embargo no les prestamos mayor atención al redactar Planes Parciales o Generales, parece que las metemos de relleno ¿¿??. Posteriormente el incumplimiento de las ordenanzas de estética, y la forma en que los vecinos atentan contra las fachadas, rompiendo la homogeneidad inicial, queda impune. Transcurridos pocos años, cada uno ha hecho de su capa un sayo, (que viva el individualismo), a costa de manchar la imagen de nuestras ciudades. Faltan vigilancia y más sanciones... con el agravante de que la administración nunca actúa de oficio.



Problema nº2: ya puertas adentro nos encontramos con la aburrida homogeneidad del producto inmobiliario en España, en el que sobre todo se valoran la ubicación y cuatro acabados superficiales, sin darse una diferenciación por tamaños o distribuciones originales. Las mismas puertas de 70 cm, los mismos pasillos de 90cm, las mismas cocinas alargadas y mínimas en un piso de VPP que en uno anunciado como "de lujo" ¿¿¿???

Dejo cosas en el tintero, hay muchos otros elementos que afean nuestras ciudades: los solares sin uso durante años, circundados por vallas publicitarias (solares por cierto en la mayoría de los casos municipales...  hay miedo a ajardinarlos o implantar huertos de manera provisional, porque a ver cómo se revierte esa situación para edificar un equipamiento, pasado un tiempo), o las zonas terrizas, en un país en el que la vegetación no logra tapar la porquería, como ocurre allende los Pirineos.

En definitiva, además del factor estético hay otros muchos aspectos (funcionales) que trataré de tocar en posteriores entradas (movilidad, metabolismo urbano, etc), en cualquier caso, resaltar los problemas allá donde miremos es el primer paso para lograr que mejoren las cosas.

domingo, 9 de octubre de 2011

Otros mundos

Como un niño en una juguetería, voy saltando de estante en estante... y entre los bandazos que pego de uno a otro asunto de los que atraen mi curiosidad, hoy vuelvo a la astronomía recordando una pregunta que me entretuvo un tiempo hace muchísimos años: ¿cómo será la apariencia de otros planetas?. Me refiero a planetas rocosos, como la Tierra, claro (es absurdo preguntarse por el aspecto "a ras de suelo" de planetas gaseosos como Júpiter o Neptuno, pues no tienen superficie sólida, y en su atmósfera no se percibe más que una espesa niebla que no logran romper los tenues rayos del Sol, tan lejano allí).

Seguro que os habéis preguntado alguna vez cómo serían los paisajes más llamativos en otros planetas extrasolares habitables por nosotros (venga, sacad ese pequeño trekkie que lleváis dentro). Pasemos de puntillas por otros componentes de aquello que llamamos "paisaje" (luz, color) y vamos a centrarnos en la orografía, ¿cómo se crea?.

El primer día de clase que nos hablan de geomorfología (capítulo 1, lección 1,página 1) nos cuentan que los elementos naturales generadores de la variedad de paisaje son: 1) la actividad geológica (sin una corteza flotando sobre un manto fundido hay poco de qué hablar en cuanto a orogenia, así que nuestro candidato no debería estar geológicamente "muerto"), 2) el clima (gracias a la última glaciación tenemos los valles alpinos y fiordos más maravillosos, la erosión es fundamental), y por último 3) los impactos de meteorítos (cuya huella en la tierra es borrada enseguida por un manto de vida y por la acción del clima, y sin embargo no hay más que mirar a la luna para apreciar su importancia).

Bien, una vez creadas las cordilleras, cañones, cortados y acantilados, ¿qué hace que lleguen a ser más o menos abruptos, y que duren más o menos tiempo?. De entrada cabría pensar que cuanto más grande sea un planeta, nos podrá ofrecer paisajes más espectaculares, y sin embargo seguramente* sea justo al contrario, porque un planeta mayor tendrá una gravedad también más fuerte, volviendo las grandes estructuras montañosas inestables, y haciendo más tendidos los taludes de las montañas y de las cuencas y cárcavas, aplanando en general toda su topografía. Nos encontramos además con otro factor que resta espectacularidad a un planeta gigante: a mayor gravedad, habrá también una atmósfera más densa, lo que a su vez haría más turbio el aire y nuestra percepción sería mucho peor... como lo es en el agua, donde rara vez la visibilidad supera unos pocos metros.

*No obstante por otro lado, la erosión será también más intensa en un gran planeta, pues la lluvia alcanzará mayor velocidad límite al caer... y la misma duda cabe respecto a la claridad del aire, ¿qué influye más, la densidad de la atmósfera o la atracción de la gravedad sobre las partículas finas?


En fin, mañana es lunes y hay que madrugar, lo dejo aquí, que me he enrollado demasiado para contar al fin y al cabo que, si queremos pensar en paisajes realmente "fotogénicos", seguramente debemos imaginarlos más en pequeños hermanos tipo Marte que en los enormes planetas rocosos que se están encontrando como champiñones (no porque abunden más que los pequeños, sino porque son más fáciles de detectar).

Ah, y ahí van unos enlace interesantes: http://www.psi.edu/pgwg/
http://www.espacial.org/planetarias/astrobiologia/planetas_habitables.htm

miércoles, 12 de enero de 2011

Sostenibilidad a debate

Lo siento, la entrada de hoy es (aún más) peñazo, pero me sale del alma ingenieril.

Desde hace ya bastantes años la sensibilidad medioambiental ha calado en nuestras administraciones. Los técnicos encargados de dar respuesta a los procedimientos de evaluación ambiental vienen reflejando en los informes que las respectivas Consejerías hacen llegar a nuestro estudio de urbanismo directrices de sostenibilidad bienintencionadas en todo caso, pero cuestionables en muchos aspectos, que se entienden en el marco de la dinámica pendular tan característica en nuestra sociedad. Por ello es necesario separar el trigo de la paja, y abrir un debate sobre ciertos dogmas de imperativo común que se vienen plasmando en informes oficiales como coletillas omnipresentes, para tratar de sacar a debate las justificaciones técnicas que los respaldan. Hablaré de dos: la reutilización de aguas grises en edificación, y la implantación de pavimentos drenantes en viario.
Respecto al primero de ellos, la ventaja directa es evidentemente una disminución de la demanda de agua potable para usos que no requieren la máxima calidad (intuitivamente todo el mundo acordará que es un desperdicio tirar por el inodoro agua potable); y las ventajas derivadas  son principalmente tres:
  1. Una disminución del volumen de captación en origen, y por tanto una menor alteración del ciclo hídrico natural.
  2. Al disminuir el caudal efluente en ETAP, disminuiría el empleo de agentes químicos en dichas instalaciones (desinfectantes basados en Cl, coadyuvantes, floculantes, etc., que deberían ser vistos como contaminantes a pesar del buen servicio que nos prestan).
  3. Por este mismo motivo, disminuyen también las necesidades energéticas en tratamiento y transporte de agua potable.
 
Todo lo anterior es sin duda cierto, pero ¿resisten estas ventajas un análisis coste/beneficio al ser cuantificadas y contrastadas con los inconvenientes?. Basta echar un vistazo en la última estadística del INE al peso relativo del consumo en edificación sobre el consumo total, para deducir que una disminución de la demanda de agua potable en los hogares-que nunca podría superar en todo caso cierto % sobre el consumo urbano total- no tendría una incidencia significativa sobre el ciclo hídrico y sus derivadas: la salud de nuestros acuíferos, el caudal mínimo de estío o la necesidad de más o menos embalses.



 
La misma conclusión puede sacarse al analizar los datos de la Demarcación Hidrográfica del Tajo, una de las de mayor desequilibrio por su poca superficie de cuenca en relación con la población que acoge (con la conurbación de Madrid como factor determinante). Puede observarse que se emplea más agua en generar electricidad que en "metabolismo" de las ciudades, ergo, si queremos ahorro hídrico real, cerremos Trillo y dejemos a la gente disfrutar del césped.

Debe destacarse que los usos urbano y de refrigeración son consuntivos sólo en un determinado porcentaje (del orden del 20%), el restante 80% retorna al medio, aunque no en las mismas condiciones de pureza (DBO y DQO) y temperatura (otro modo de contaminación)

Por otro lado los inconvenientes asociados a una proliferación de instalaciones locales de tratamiento de aguas grises –no estamos hablando de aguas regeneradas en línea de tratamiento terciario en EDAR-son evidentes:
  1. Duplicidad de redes de suministro y evacuación en el edificio: consumo de espacio y ante todo duplicación de los consumos asociados a estas canalizaciones (materiales y energía)-éste sería seguramente el menor de los problemas.
  2. Pérdida de economías de escala al pasar de pocas instalaciones centralizadas a un mayor número de instalaciones menores. La ineficiencia relativa de múltiples instalaciones locales lleva por tanto a un mayor empleo de aditivos químicos y de energía en procesos de desinfección (UV), que anulan en gran medida la ventaja nº2.
  3. Problema de gestión y falta de garantía de un correcto mantenimiento. Bien es cierto que las comunidades de vecinos están acostumbradas a gestionar la revisión de sus torres de refrigeración, ascensores y demás instalaciones comunes, pero el coste de implantación y mantenimiento de una instalación de reciclado de aguas grises junto con su citada ineficiencia son difícilmente justificables frente a la opinión pública (o frente al mercado inmobiliario), pues lleva asociados unos costes por m³ que paradójicamente llegan a superar en algunos casos el precio del agua potable
¿Significa lo anterior que no merece la pena ahorrar agua en nuestros hogares?, en absoluto, una política de ahorro es sin duda imprescindible, ante todo dada la irregularidad en las aportaciones que siempre hemos padecido en la península, y en adelante frente al nuevo reto del cambio climático. Sin embargo las inversiones en reducción de la demanda (de agua total, no sólo potable) más justificables en mi opinión se basan en la reducción de pérdidas en las redes de distribución, y -el elefante en la habitación- la optimización de las instalaciones de riego agrícola.

El segundo imperativo es el empleo de pavimentos drenantes en nuevas urbanizaciones, un ejemplo de solución en busca de problemas. Este tipo de bases porosas surgen en el norte de Europa para minimizar el problema de las escorrentías y encharcamientos en las calles de extensas zonas pavimentadas y de escasa pendiente, ante la insuficiencia de los sistemas tradicionales de captación mediante imbornales y sumideros. Se arguye también que mediante estas soluciones se procede a la recarga de los acuíferos, aislados artificialmente de la superficie del terreno por el viario y las edificaciones. Por tanto se da respuesta a problemas reales de las grandes conurbaciones de Holanda, Alemania y Gran Bretaña. ¿Es importable este análisis a las nuevas urbanizaciones que se realizan en nuestro país?. Dos factores indican que no. En primer lugar, en aplicación de los estándares urbanísticos la superficie de suelo calificado como zona verde o sistema local/general de espacios libres, supera con mucho a la superficie de viario, que suele limitarse a entre un 20% y un 25% del total. Es evidente que la recarga de acuíferos se realizará a través de dichos terrenos naturales, y a través de los ajardinamientos interiores a parcela con los que cuentan casi todos los nuevos desarrollos. La incomunicación del freático no creo que sea un problema en los paradigmas del nuevo urbanismo (v. gr. PAUS del entorno de Madrid-sin entrar a juzgar la bondad de estos desarrollos), siendo de más aplicación en la rehabilitación de cascos urbanos de elevada densidad y conocidos problemas de evacuación de pluviales. En cuanto al segundo problema a abordar, el de la insuficiente capacidad de evacuación de las redes de saneamiento, bastaría con ampliar el periodo de retorno de 15 años con el que se suele calcular esta infraestructura, seguro que el incremento de coste por aumento de diámetros se compensa con el ahorro en bases plásticas drenantes bajo viario.
Como conclusión, quisiera defender la utilidad de un instrumento como es la Declaración de Impacto Ambiental, lamentando que no resulte del todo eficaz para paralizar algunas actuaciones que por mero sentido común nunca debieron haberse llevado a cabo. He tenido en mis manos declaraciones favorables a actuaciones que, bien sea por el valor natural del emplazamiento en el que se ubican, o bien por lo injustificado de su desarrollo en un escenario de desplome de la demanda, tendrían que haber sido negativas. Eso sí, daban luz verde a la urbanización siempre que planteásemos en las ordenanzas del Plan Parcial el reciclado de aguas grises y la implantación de pavimentos drenantes.
En los próximos años conviviremos con muchas urbanizaciones acabadas que no van a ser edificadas, lamentablemente parece que hemos perdido de vista que uno de los mayores impactos sobre el medio es la propia ocupación del suelo.