martes, 17 de abril de 2012

Geografía

Todo el que haya visto o leído El Paciente Inglés (por cierto, uno de los pocos casos en que, en mi opinión, la película supera al libro), recordará que el conde Làszlo Almàsy veneraba a Herodoto.

Aunque un texto literario nos pueda describir mejor el paisaje, o la gente y sus costumbres, yo con lo que me quedo absorto desde que era crío es con las imágenes gráficas de la ordenación de las regiones y de los accidentes del terreno: los mapas antiguos y actuales (¡que viva Google Earth!, aunque deje sin función a una institución centenaria como es el IGN).

Europa antes de 1919 (siento que la foto quedara movida)

Este mapa de Francisco Torres Villegas (1852), como aragonés me califica de "español asimilado"


Los mapas nos hablan:

  • Un territorio fragmentado en pequeñas piezas, nos habla de terrenos abruptos y fértiles, de riqueza, de mezcla de culturas, pero por tanto también de fricción, de choque: los Balcanes, el Caúcaso, Oriente Medio, o el País Vasco son ejemplos de esto.
  • Un país pequeño junto a grandes vecinos denota un pueblo tenaz, capaz de mantener la independencia: Holanda, Portugal, Suiza o Irlanda. 
  • Unas fronteras marcadas con tiralíneas, siguiendo paralelos y meridianos, nos hablan de expolio: África, Norteamérica, Australia.

En el pasado reciente se ha incrementado el número de países, pero a la vez se han dado fenómenos de convergencia que tumban fronteras, como en el espacio Schengen, ¿cuál será la evolución futura?. 
La globalizacón parecía imparable, las compuertas se abrieron hace tiempo para el capital, las mercancías y las ideas, pero al mismo tiempo queda claro que los nacionalismos perviven y están cargados de argumentos: ¿mundo global en lo económico y multipolar en sus formas de gobierno?... pero, si política y economía están en definitiva indisolublemente unidos, pues ambas dependen la una de la otra, ¿cómo armonizar estas dos facetas de un mismo ente?, ¿cómo domar a la fiera que venimos en llamar "los Mercados Financieros", y que ha escapado al control de los Estados?; sonará a utopía, pero la única respuesta se ecuentra en la Gobernanza Global, o Cosmocracia, como la denomina mi querido amigo Martín Ortega, claro que para ello debería prevalecer la cooperación frente a la competición, y en situaciones de recursos menguantes la historia nos habla de confrontaciones.