Sostengo que los bienes de masas tienen mayor efecto en sus respectivos sectores que los bienes elitistas/premium.
Así, los diseñadores de Zara y H&M tienen mayor influencia sobre cómo viste la gente que los diseñadores de alta costura. Podemos debatir también si los segundos innovan y crean tendencias que más tarde popularizan los primeros, pero ni siquiera en este papel de "rompehielos" creo que los diseños minoritarios desempeñen un gran papel, porque juegan bajo la presión autoimpuesta de seguir siendo "exclusivos", y por tanto tienden a desmarcarse voluntariamente de las líneas que podrían responder a lo demando por la mayoría (aunque esto les lleve a veces a atentar contra el sentido común).
La arquitectura no es distinta, aunque las revistas especializadas y los profesores universitarios tengan puesta la mirada en las diez obras más emblemáticas que se proyectan cada año en los rincones más punteros del planeta, la realidad, el 99% de la masa edificada, es el producto de la colaboración de arquitectos, promotores y técnicos municipales anónimos. Por eso su trabajo es importantísimo.
El resultado conforma el paisaje urbano que percibimos al habitar o visitar una ciudad: verbigracia las terribles azoteas que refleja Antonio López SON Madrid (y podrían por su aspecto ser Argel), tanto o más como el Caixaforum de Herzog&De Meuron o el Círculo de Bellas Artes de Antonio Palacios.
En una gran ciudad esta masa estará trufada por algún hito de autor, en ocasiones contrastando tanto con su entorno como para llegar a eclipsar a la edificación residencial colindante, como es es caso del Guggenheim de Bilbao, o el Reina Sofía en Madrid.
Sin embargo en una pequeña ciudad estos hitos no existen, y la masa conforma el 100% de lo que observamos, por lo que deberíamos exigir unos estándares mínimos de coherencia con el entorno, de respeto estético (un papel que en teoría juegan las ordenanzas de la edificación, sin duda de manera fallida en nuestro país).
Lo que me ha llevado a escribir esta entrada es el deterioro de una conurbación lineal como la de Denia, que conozco desde que era niño. Ya no es sólo que eche de menos los huertos de naranjos que se alternaban con pequeñas urbanizaciones de estilo ibicenco... sino que aquellas urbanizaciones guardaban cierta armonía entre sí (entonces promotores como CHG o Villas Ferrer apostaron por el estilo ibicenco en los 70 y 80), y contaban con una jardinería que se proyectaba hacia el espacio público.
Ahora todo es un contínuo urbano a lo largo de 12 km de litoral (sin que se haya conseguido cambiar el carácter de la carretera de Les Marines CV-730 por el de una avenida urbana), pero lo que me parece verdaderamente desolador es la masa cada vez más vertical que ha llenado ese contínuo... ¡paradojicamente lo diseñado hace 30 años da mil vueltas a lo proyectado en los 2000!, y como una imágen vale más que mil palabras, ahí va la prueba de la involución:
Ejemplo, proyecto del año 1985 |
Construcciones años 2000-2007 |